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El 10 de mayo de 2017, Gabriel Díaz jugaba su último partido con la 7 de Central Entrerriano de Gualeguaychú. Un año después, rodeado de pibes en el amplio patio, Gaby charla sobre uno de sus partidos más felices y nos sigue enseñando.

Poder decir que Gabriel Díaz eligió a Gualeguaychú para vivir, para construir su familia y formar a nuevas de generaciones de basquetbolistas en el Club Central Entrerriano, es un orgullo que trasciende los colores rojinegros. Sin dudas, se trata uno de los jugadores de básquet argentino más reconocidos durante la década pasada, pero sobre todo de alguien que ha hecho del esfuerzo permanente un camino por el que transitar.

Construir una carrera deportiva de estas características implicó también poner pausa en relación a otros objetivos. Así fue que el Gaby –como todos le dicen-, decidió retomar una de esas deudas pendientes y concluir sus estudios secundarios en el marco de las posibilidades que le proporcionó el Aula Satelital Gualeguaychú.

Gaby comenzó a jugar a los 10 años en suTucumán natal, logrando trasladarse a los 13 años a Bahía Blancal, localidad que en aquella época era reconocida como la capital del básquet argentino. En ese momento cursaba el segundo año del secundario, pero el traslado a otro lugar, la rutina que se volvía cada vez más exigente, fueron algunas de las cuestiones que comenzaron a interrumpir su asistencia a la escuela.

«Estudié un tiempo pero abandoné, porque se mezclaban los viajes de la Liga Nacional con el equipo y las concentraciones de la selección juvenil en Buenos Aires, que habitualmente eran largas”, comienza a contar el jugador que hace exactamente un año jugaba su último partido en la Primera de Central Entrerriano despidiéndose del 7 en su camiseta, pero abrazando a la docencia y a la formación de nuevos basquetbolistas como su nuevo modo de vida.

“Sinceramente no tenía mucho entusiasmo por estudiar, en ese momento no te das cuenta de lo importante que es; y en esa época tampoco existía la posibilidad de estudiar a distancia”, recuerda el Gaby.

Tiempo después de su paso profesional por Italia, regresó a nuestro país para jugar en la ciudad de Sunchales, provincia de Santa Fe: “Cuando estaba terminando la temporada, descubrí la posibilidad que brinda el Aula Satelital que había en Sunchales, pero pude hacer solo una materia porque en el siguiente campeonato me fui a jugar a Córdoba, donde no contaba con los recursos de un Aula Satelital. Finalmente me radiqué en Gualeguaychú, para jugar en el Club Central Entrerriano”.

Una nueva posibilidad

“Cuando llegué a Gualeguaychú me encontré con que había un Aula Satelital a la vuelta del club (Andrade 999) y que la esposa del kinesiólogo del equipo era la coordinadora de la institución. Yo tenía muchas ganas de hacer el secundario y entonces empecé”, contó Gaby.

“La Liga de básquet te lleva mucho tiempo de viajes, pero los entrenamiento son cuatro horas por día aproximadamente, entonces te da tiempo para estudiar. Solo algunas materias me costaron un poco más, como por ejemplo matemática o inglés; De todos modos este sistema me ofrecía una gran oportunidad para hacerlas”, continuó.

Y recordó: “Estudiaba en mi casa y en los viajes me llevaba los apuntes. En este recorrido me sentí muy apoyado y acompañado en todo momento, me trataron muy bien y eso me facilitó todo”.

“Los nervios que sentía antes de rendir un examen, solo se comparaban con los nervios que sentía antes de jugar un partido», reveló.

Saldar una deuda pendiente

“Esto era una deuda que tenía conmigo, era como que algo me faltaba, y además quería demostrarles y darles el ejemplo a mis hijos de lo importante que es el estudio. A los 34 años (2008) me recibí y me sentí muy orgulloso de lo que había hecho. La satisfacción y alegría que sentí cuando recibí el diploma junto a mi familia fue muy importante para mí”, dijo a la vez que completó: “En el deporte viví muchas cosas lindas, pero esto fue muy parecido a las mejores cosas que me tocó vivir como deportista”.

Ante la pregunta sobre qué elegiría decirles a todos aquellos jóvenes que puedan leer esta nota, no dudó: “Les diría que traten de mejorar día a día, pero sobre todo, que lo disfruten mucho y se diviertan. El estudio es muy importante, es lo que me dijeron a mí y en su momento no entendí realmente lo que esto significaba; pero es muy útil y los va a ayudar mucho en la vida”.

Pero al final, llegó aquello que Gaby prefirió destacar para aquellas personas adultas, que como él, postergaron sus estudios o sus ganas de abrazar una nueva profesión: “Sé que hay situaciones más difíciles que las que tuve yo, lo entiendo; pero quiero decir que se puede y que es muy gratificante poder hacerlo. Es una sensación difícil de explicar, es muy lindo. Poder terminar el secundario te hace sentir completo y orgulloso de lo que lográs”.

Fuente: Aula Satelital y Reporte2820

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